Esperando la siega
de la siembra,
el cordel que desate
el paraíso:
cuatro tiros al aire
sin permiso
y el último minuto,
y la moneda...
Por volver a jugar
a cruz o cara,
por levantar pulgares
en volandas,
por festejar el triunfo
con más risas.
Por volver a cantar
que todo pasa...