Eran décimas, dijeron ellos.
Una bella forma literaria.
Me revolví en mi sofá sin gracia;
y empecé a tirarme los cabellos.
Sugirieron que había un secreto
para tan sublimes construcciones.
Me negaba a pasar papelones;
pedí que me hicieran un boceto.
En vez de escribir, dibujaron.
En lugar de opinar, se rieron.
Acabé por romper el boceto...
y tan sólo estos versos quedaron.
martes, marzo 25, 2008
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