miércoles, diciembre 26, 2012

ANTES DEL EXAMEN Pasaba sin pasar la madrugada aquella, la previa al examen. Dolían los huesos, donde los antibióticos y (peor aún) los...¡antiarrítmicos! se insertaban dificultosamente. Dolían los años. Ya iban para tres, siempre pegados a la misma, desagradable, antipática, insoportable materia. Vos ibas y venías con tu aire casual. Pero no podías evitar las contracturas de tu cuello, que, más tarde o más temprano, te delataban. Eran las cuatro de la mañana. De repente, empezó a sonar el teléfono. Avisaban que acababa de morir mi tía. Ya estaba enferma, era previsible. Pero los dos nos miramos, y pensamos lo mismo: Estamos de velorio...¡Nos presentaremos en el próximo llamado!

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