jueves, abril 26, 2007

Las arenas lejanas me sofocan;
el resfrío de abril viene marchando.
Una nube, un suspiro y una duda,
y este estremecimiento donde acampo.
¿Novedades? Quizás. O viejas nuevas.
Escalera real de noticiones:
un tipo que se cuelga, un juez
sin juicio, un amante que es fiel,
chicas, chabones.
Un artilugio cierto entre los párpados
cerrados, del más muerto de este turno;
un festejo feliz, un pacto, un saldo,
y banderas al viento en fin de curso.
Una estación que quiere, y no permite;
un otoño con dimes y diretes.
Una copla, un discurso o diez cohetes
que reniegan de lo mismo que admiten.
Despedida feroz de los excesos;
el parto de una monja en camiseta.
Un vino con amigos, un delirio
que no tiene versiones, ni recetas.

jueves, abril 19, 2007

Ninfas gastadas escudan
la ternura de un bebé
mientras me pregunto qué
habla esa criatura muda.
Me cuelgo de sus orejas,
le doy un beso con ruido,
me encaramo del sonido
que ha emanado de su boca.
Y aunque ya parezca loca,
y la gente se impaciente
al ver que intento entablar
algún diálogo coherente,
yo sigo en mis trece, y pido
al infante que me escuche.
Y que conteste en su lengua;
seguro, la entenderé.

lunes, abril 16, 2007

Escucho a Silvio cantando
el Quién Fuera que me ocupa,
cuando recuerdo el camino
que recorrí tras tus pasos.
Tibio vellocino de oro,
quimera sin cara fea,
monstruo de las mil cabezas
a cual más linda, sin duda.
Pasadizo de los vientos,
talento sin emoción,
hacedor de la canción
de cien caras y cien cuerpos.
Ser mitológico y mío,
trovador de trovadores...
si retaceo mis amores,
es que sueño con el tuyo,
Quijote de más de un alma,
caballero sin caballo,
nobleza a punta de lanza,
yo, partida por un rayo.
Señor de los mil amores,
muchachito de película,
que se construye con muchos
y que entre muchos se agita.

miércoles, abril 11, 2007

Los puños en la mesa.
La comida pasada.
El recuerdo de un hada
que traía sorpresas.
La juventud vetusta,
el viernes con antenas,
las cadenas que te atan
a tu vieja condena.
La rutina, esa sierpe
que se sirve con vino;
con cubierto elegante
y con mantel de hilo.
La rutina: ese fiasco
que se asoma en retazos,
devanando los restos
de abriles más lozanos.
La rutina: ese puente
a algo más que la nada;
la pasión repetida...
como comida usada.

viernes, abril 06, 2007

Una niebla traviesa
te sustrae del tiempo,
y en el campo mojado
por donde van tus pasos
enredando las nubes
una estrella de nieve
hace estragos solemnes
en el cielo de invierno,
que yo ahora no veo.
Mientras cae la noche
torpe, sobre los álamos,
destejiendo la trenza
de la tarde ya muerta.
Un colibrí extraviado
se suspende en el aire,
a la hora en que el nido
no debe estar vacío.
Y un canto de añoranza
atraviesa el espacio,
para dar en el blanco
del corazón esclavo.