martes, septiembre 09, 2008

Un pasadizo de flores conduce al único rincón feroz del bosque, allí donde las serpientes conviven con los murciélagos y los osos, con plantas enormes y árboles enanos, con después, con quizás, con jamás, con mañana; allí donde se dobla el paso del caminante, y sus vueltas en círculo confunden los oráculos; allí donde se gestan trampas de medianoche, y un cordel de reproches ata el hilo del tiempo; allí donde el pasado se retuerce en sí mismo, y agiganta las sombras como mil vaticinios; allí donde los nombres pierden la razón; allí donde se trepa una araña pollito al filo de la voz; allí donde ejercitan duendes y hadas madrinas sus futuras jugadas en otra dimensión; allí donde se cuecen los cuentos infantiles, una mano de ensueño, y otra mano de horror.

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