jueves, marzo 01, 2007

Tengo ganas de escribir algo diferente.
Escribir, por ejemplo, que todo lo que miro y todo lo que escucho, todo lo que huelo y todo lo que toco, tiene tu nombre.
Escribir que hemos transitado un larguísimo camino hasta aquí. Camino lleno de obstáculos y precipicios, de desesperanza y desilusiones, de impaciencia y de desencanto.
Pero llegamos.
Llegamos a este punto en que ya no me importa qué pienses de mí. En que lo único que ansío es darte un poco de alegría.
A este punto en que el pasado, este largo pasado compartido por más de quince años, no importa demasiado, es sólo anecdótico.
Lo que de verdad importa es que el presente nos encuentra cambiados: a vos, tal vez, un poco más paciente; a mí, feliz, aunque cuando comenzó la historia, allá por el noventa, yo era la viva imagen de la desesperación.
Y. como todo aprendizaje, creo que este largo recorrido nos ha vuelto mejores personas.
Gracias.

No hay comentarios: