lunes, mayo 28, 2007

Sumida en el cristal que no te espeja,
deshaciendo bolitas de papel,
cantando en este coro tras las rejas,
soñando con la miel,
recorro soledades infinitas
que me tiznan el blanco de las uñas,
y esbozo una protesta en una ermita
porque no puedo cantar un Aleluya.
Huyendo de los cines a zancadas,
tropezando en las canchas sin abrigo,
buscando el vellocino
amurallada
entre los enemigos y vecinos,
pregunto qué ha de ser de un día cualquiera,
cuando todos se cansen de la farsa.
Si hemos de envenenar las carreteras
con el son del silbido en retirada.
Pregunto por qué todo está tan viejo,
tan con olor a usado, tan mentido,
que no cuenta ni el botón de éste, mi espejo,
para reivindicarnos con cumplidos.
Pregunto dónde va tanta cordura,
si los tiempos indican otra cosa.
Dónde va, si apesta la censura
a la que pintan rosa.

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