viernes, diciembre 21, 2007

Hoy,
que en el comienzo del verano
todo es nieve, frío y temblores;
hoy,
que en la víspera de fiestas
todo es luto, oscuridad y llanto;
hoy,
que se cayeron las caretas
de los monstruos sagrados;
hoy,
que ya no espero la esperanza,
ni el reconocimiento, ni el saludo;
hoy,
que el desengaño cala hondo
en los huesos del amanecer;
hoy, que ya no sirven los Serrat(e)s,
ni otro salvador a domicilio;
hoy,
que ya no cuentan sus mentiras,
que al fin puedo mirarlos a la cara,
que ,
como diría alguno, no es más
que esa careta idiota
que tira y tira para atrás,
hoy,
cuando la nube se despeje,
quiero volver a tirar para adelante,
lejos,
bien lejos,
de la marquesina hipócrita,
de las luces de neón,
que palidecen frente a la siempre imponente
nitidez del Sol,
y reírme,
reírme a carcajadas,
de mi ingenuidad y mi confianza,
de mi estupidez y mi añoranza,
de las múltiples caras
de mi tonta inocencia.
Y después...
ah, después...
Después,
como ha sido siempre,
como siempre será,
florecerá la vida,
y estaré festejando
esta aventura larga
que parecía
no querer terminar nunca,
pero por suerte
mi corazón acaba de dar de baja,
para buscar aventuras nuevas,
porque las aventuras prolongadas
se oxidan, se gastan,
y el músculo de la novedad
que llevo siempre listo para la carrera
se entumece de hastío...
y la carrera se para,
y me pongo viejísima,
y entonces me doy cuenta
de que es tiempo
de tirar lo caduco por la ventana.

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