martes, enero 08, 2008

De vuelta de misiones tan pesadas
que el lastre se sentía hasta en mis huesos,
cargando los excesos en las manos,
y un juez que indulta todo en esta manga,
jurando que será por un castigo
que no tengas más fiestas regaladas,
me figuro que esta autonomía
que acabo de alumbrar,
de vos, de todo,
esta sed de rumbos nuevos
que se alza
desafiando catástrofes y huelgas,
esta revolución de mi pereza,
que cuenta nuevas fiestas donde había
ojeras negras de melancolía
y un camisón raído en un costado,
esta orgía de risas, que me toca
la fibra más recóndita del alma,
susurrando futuros en carroza,
despertando delfines en mis canas,
esta canción a mí, como quisiera
aquel Whitman genial, desaforado,
cantándole a la vida porque es vida,
al gusano, gusano,
al pez, por pez,
aunque me caiga una y otra vez,
aunque las manos se escurran de mi mano,
aunque no me acaricien los pinceles
de ese nuevo Van Gogh que va asomando,
aunque juegue, y me enrede con las redes,
que yo misma he tejido sin descanso,
aunque llueva,
aunque truene,
aunque me niegue
a repartir de ahora en más,
besos y abrazos,
aunque todo suceda, y nada cambie,
aunque sublimen todas las mentiras,
no me importa, y es más:
hasta da risa
que me tiren de la lengua unos gigantes
para oír qué insólita pavada
puebla la cabecera de mi proa,
aunque muchos sólo busquen la popa,
y, ya nadie,
haga nudos con mi ropa
para tirarla al tacho de basura,
mientras sueña su mente que me apura,
y una vez más,
sus cómplices me violan.

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