martes, enero 29, 2008

Descubrir un poema que no sea lo mismo.
Desvelar redondeces en el filo del verbo.
Añorar nomeolvides en pasajes de cuentos.
Alumbrar ruiseñores en la piel del poeta.
Disecar viejas formas con el puño del goce.
Ajusticiar auroras como platos calientes.
Enroscarse hecho sierpe en el punto del punto.
Reivindicar mentiras en la ciega Justicia.
Temblar de mil calores en la cima más alta.
Revolver pasaportes hasta encontrar la casa.
Suicidar horizontes en el puño del trueno.
Salir de caza vivo y volver inmortal.
Opacarse tan solo si brillar nos aburre.
Y tras el postrer grito derramarnos la sal.

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