sábado, abril 26, 2008

Y ya basta de rimas gastadas, de palabras que no dicen nada, de duendes y alas con pinta de usados.
Y ya basta de mirada alerta, de besos en puerta y de cauces y ríos.
Que ya es tarde para el lugar común; se ha hecho muy tarde para el verbo ajado, los mismos vocablos de siempre saltando en la cuerda de los reciclados.
Si probara un día cualquiera, éste, por ejemplo, a internarme en cavernas sombrías donde habitan verdades profundas...si intentara tirarle la cola al dragón de la rutina, y esperar al cruzarme la esquina una sorpresa memorable, de aquellas que queman los cables y dan combustible a sonrisas por años...Si probara ponerme los trajes de otras mascaritas, de otros carnavales...Sí, quizás, exorcizaría males que han venido volviéndose viejos, y ya basta de usar el espejo como esa figura cansada donde jamás se refleja nada, que no sea un tibio aburrimiento.
Y ya basta, ya basta de todo; me despido esta vez, a mi modo, de los viejos usos y costumbres. Que la lumbre de los nuevos vientos cuente el cuento de historias comunes.

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