sábado, julio 24, 2010

Sin proponérmelo siquiera, he ido sembrando un caminito de flores para que nadie se pierda en la vuelta a casa.
La vuelta a casa está llamada a ser eso: un cálido reencuentro con aquel nene o aquella nena que fuimos una vez, donde toda la magia se expande y los raspones duran lo que demora un beso en tocarnos la piel.
Entonces aparecen sorpresas desde un reino que creíamos inalcanzable, y que estaba aquí nomás, escondido en un rincón de nuestros corazones. En nuestro reencuentro con la ternura de la infancia,sanamos a ese chiquito, herido porque una vez "creció".

2 comentarios:

silvio dijo...

No ha sido Bruno. Has sido tú misma, que sabes cantar sin herir.

Unknown dijo...

Mago, mago hermoso, perdón, después de que escribí ese comentario me di cuenta de que había sido hostil sin querer. No era a vos a quien iba dirigido, sino al gran Bruno colectivo que intentó acallarme durante tantos años.
Un beso enorme, mil perdones, y no dejes de sembrar tu magia.
Gracias por el honor de que me hayas contestado personalmente. Tengo por premiado mi error.