domingo, noviembre 19, 2006

En una tarde increíble,
los lazos de amor brillan en el patio.
En una tarde memorable,
me pregunto qué lazo
te ataría a mi destino,
caballero del rumbo distante.
Refulge la primavera
por los rincones;
te miro, y no hago más
que soñar canciones.
Se pasea el sol sobre las calvas.
Se lucen las flores en las ventanas.
En un recodo del día
en que nada tiembla,
ni una brisa acaricia mis escaleras,
te imagino, viajando
por las estrellas,
lucecita que muerde
mis duermevelas.
Te vislumbro,
eclipse de mi mirada,
como una canción
que aún no ha sido cantada.
Te sugiero,
estrellita de mis desvelos,
que apures el paso
y remontes vuelo.
Que te vayas, sí, que te vayas,
donde mis ojos,
ciegos de tu visión,
encuentren consuelo.

No hay comentarios: